Hoy me invitaron a leer un cuento en el colegio de Camila.
Primero subimos a la clase y se pusieron el delantal ellos solos, después se sentaron al rededor mío y muy callados escucharon todo el cuento. Camila tenía una alegría que es difícil de explicar, una mezcla de orgullo y felicidad porque su mamá era la que estaba leyendo el cuento en alemán y porque estaba ahí con ellos.
Realmente fue una experiencia única y estoy muy feliz de haber podido compartir este momento con Cami, sus compañeros y su maestra Nori.
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